Jake y Max: Medicina materno- fetal
La historia de Jake y Max
A los 40 años y tras numerosos intentos fallidos de quedar embarazada, esta era su última oportunidad de realizar una fecundación in vitro (FIV). “Era ahora o nunca”, cuenta Barb. Así que fue un verdadero milagro cuando Barb supo que estaba embarazada de mellizos. Barb y su esposa Kim estaban eufóricos y el embarazo de Barb avanzó sin problemas. Al darse cuenta de que su vida cambiaría radicalmente cuando llegaran los mellizos, decidieron hacer una breve escapada a Puerto Rico de vacaciones.
Recién instalada en su oasis frente al mar, Barb comenzó a sangrar inesperadamente, lo que las llevó a un hospital en Puerto Rico. Los resultados de las pruebas revelaron que Barb tenía una infección y se le recetó un antibiótico. Kim mantuvo informada a su especialista en medicina materno-fetal, la Dra. Claudia Taboada. “Tuvimos mucha suerte de que la Dra. Taboada estuviera allí para nosotras y hablara español con fluidez. Pudo revisar y entender las notas del médico y nos aconsejó que regresáramos a casa”.
Una experiencia tranquilizante cuando más lo necesitábamos
En un seguimiento con la Dra. Taboada, se observó una calcificación en el corazón de uno de los bebés. “Fue un momento de mucho temor y confiamos en la experiencia de la Dra. Taboada. Nos aseguró que la calcificación desaparecería al nacer y no afectaría el corazón de nuestro bebé”.
Aproximadamente un mes después, Barb, que tenía preeclampsia, tuvo que someterse a una cesárea de emergencia. A las 34 semanas tuvo a sus mellizos, que se encontraban de nalgas. Los bebés prematuros, Jake, con un peso de 6 libras y 5 onzas y Max, con un peso de 5 libras y 10 onzas, estuvieron 3 días en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) para su monitoreo y luego fueron dados de alta.
“Hoy, Kim y yo tenemos dos niños mellizos de 8 meses, sanos y activos."